El Coloquio es un escenario de
importantes acontecimientos por estos días. Es el momento en el que
la solidaridad de los amigos del mundo se fortalece para continuar la
lucha por la liberación de los Cinco Héroes. Hasta la comunidad de
Ramón Quintana en el municipio de Holguín, llegaron los delegados
del evento, para, junto con los pobladores de esta zona, aclamar
justicia.
Desde muy temprano en el barrio, porque
ahí vivo, los vecinos preparaban el recibimiento de los amigos. Y en
la noche, la plazoleta que se extiende entre los edificios se colmó
de la algarabía de quienes la moran a diario y de los que en esta
ocasión llegaron como visitantes.
No pude estar de cerca en este momento,
por razones obvias de quien se estrena como madre hace poco más de
un año, pero sí estuve al tanto de lo que sucedió. Desde el
apartamento escuché cómo se coreaban frases llenas de reclamos de
justicia y del cese de la guerra en Palestina, el canto a los Héroes
y la bienvenida a la hermandad de los pueblos. Escuché y sentí
además, la emoción de todos los presentes en el encuentro de mi
barrio. Digo esto porque las voces vibraban al unísono y porque
luego me contaron de la alegría de los delegados extranjeros al
mezclarse con la gente del pueblo holguinero.
En el encuentro, los delgados supieron
de los Comités de Defensa de la Revolución, intervinieron de cerca
en el espacio cotidiano de los cubanos, degustaron de sabrosas mesas
cubanas (frutas y dulces caseros) y sobre todo, compartieron el dolor
del pueblo palestino y de los familiares de Gerardo, Fernando, Ramón,
Antonio y René, los Cinco hombres que cumplen injustas condenas
desde hace 14 años.
Hoy deben estar navegando por el mundo
muchas de las imágenes tomadas en este intercambio. Las redes
sociales y las páginas web de los medios de difusión masiva del
territorio se encargan de divulgar cada acontecimiento. Ya podrán
concordar conmigo quienes puedan ver cada detalle de lo que acontece
en la octava edición del Coloquio.
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